Las rizas de esa pequeña eran las que la alegraban, quizá pensando mas profundo... era su único momento alegre...
Mientras la veía no pensaba en nada, todas sus angustias quedaban en cero ... pero lamentablemente, siempre era más fuerte su pena interior... no la abandonaba ni al dormir... todos sus sueños llegaban al climax de despertar con la angustia y un miedo de perderlo...
Sin querer, Él, solo regaló sus besos, sus caricias y un básico amor... sin pensar que la perdía... sin saber que la haría feliz con unas simples letras al despertar ...